El estado de pobreza absoluta puede inducirnos a buscar la felicidad por diversos caminos, también es cierto que ser pobre, no es una excusa para no hacer nada, aunque este estado produzca alienación e impotencia, mucho menos podemos llegar a la auto-compasión porque esto nos eliminaría lentamente, perdiendo con ello, el derecho a soñar y a la auto-realización personal y colectiva.
La pobreza vuelve al hombre creyente, de allí que sean los pobres los mas preocupados por entrar en el reino de Dios, por ello depositan, toda su esperanza en las Sagradas Escrituras.
Mientras los pobres nos resignamos, adornamos y embellecemos nuestra pobreza presentándola como necesaria, los ricos se reafirman y pregonan que el poder es el fundamento del honor y la pobreza es la deshonra.
Jamas he visto a los ricos protestar para defender a los pobres, por el contrario, con mucha frecuencia los pobres se movilizan y luchan para preservar el imperio de los ricos, he aquí entonces nuestra gran pobreza: ellos y su poder nos han empequeñecido.
Prospero Cardozo Araujo, profesor Ciencias Sociales.
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