La pobreza también afecta a los niños y jóvenes. La imposibilidad de que los padres no puedan dar a sus hijos, lo que ellos necesitan, hace que los niños se sientan menos que los demás y, se comparan con sus amigos, esto los hace sentir inferiores, frustrados y llenos de ira.
Los niños casi siempre quieren imitar a algún compañerito, si aquel llevó unos zapatos que todos admiraron en aquella salida al campo, si aquella llevaba los audífonos de moda, si aquellos tienen el celular ultimo modelo, si vieron las fotos de las vacaciones de sus vecinos y, saben que ellos, por ahora, no tendrán una vida como los otros.
Muchos hijos ven y valoran el esfuerzo que hacen sus padres para llevar el pan a la mesa, para mantenerlos de forma decente, pero en el fondo no quieren esa vida, llena de necesidades. Cansados de escuchar a su mamá diciendo, hijo por ahora no tengo, espera el próximo mes. Cansados de escuchar decir al papá, no me moleste que vengo cansado del trabajo.
A muchos nos tocó vivir estas situaciones y son desesperantes y, prometemos que cuando estemos grandes trabajaremos para darnos todo, lo que un día quisimos y no tuvimos. Y así pasa con nuestros hijos, trabajamos para dar a ellos lo mejor, dar todo lo que un día quisimos para nosotros.
La privación las cosas materiales y de una buena alimentación durante la infancia genera problemas de salud a corto, medio y largo plazo. aparte de la anemia y sus consecuencias, como el cansancio o la falta de concentración, la malnutrición puede afectar al desarrollo del cerebro causando un grave retraso, y generar enfermedades coronarias o diabetes.
La primera consecuencia de la pobreza en niños y adolescentes, es el cambio en el hábito de la alimentación, una de las consecuencias más evidentes de la malnutrición es el aumento de la obesidad infantil, una enfermedad que en caso de convertirse en crónica puede conllevar hipertensión, y dolencias por la falta de vitaminas.
Los niños además de tener que pasar por estas necesidades, se suman otras que también los afectan mucho, padres que trabajan todo el día, y los niños y jóvenes se quedan en casa solos, o, lo peor en la calle, a esperar que sus padres regresen.
Desde la comodidad de nuestros hogares, no nos damos cuenta del sufrimiento que viven de muchas personas, vecinos, amigos, familiares, desconocidos.
– Hambre
– Soledad
– Tristeza
– Desamor
– Rabia
– Enfermedad
– Pobreza
Entre otras. La vida, las situaciones, cada persona las vive de manera diferente. Mostramos una cara ante la sociedad, amigos y familiares, hoy día a día, nos dejamos llevar más por la apariencia, no contamos a nadie nuestro sufrimiento, porque la mayoría de las personas, no sienten el dolor ajeno, antes, por el contrario, disfrutan cuando ven el sufrimiento de los otros.
Se buena persona, ayuda a quien lo necesite. Preocúpate por el otro, haz cada día una obra de caridad. Esas pequeñas acciones cambian el mundo de alguien. Ruth Escobar
VIDA Y COMIDA 